Los ibicencos nacidos en la isla son el alma del lugar, sus cimientos indestructibles. Se unen para proteger su tierra y su identidad, acercando la vida contemporánea a las antiguas tradiciones, como el baile ball pagès. Los lugareños conocen todos los secretos de la isla: desde sus bares más auténticos hasta las mejores playas, donde se reúnen para conectar con la naturaleza y el Mediterráneo que los rodea. Trepan por los acantilados rocosos con manos y pies que conocen cada grieta, antes de lanzarse desde lo alto desafiando a la muerte para sumergirse en aguas de color turquesa, mientras los guiris contemplan la escena boquiabiertos. Si bien hoy la isla acoge a otros residentes que no han nacido aquí, estos también forman parte del entramado cultural de Eivissa, retoman su mítico pasado y crean nuevas historias para una nueva generación.
 
Muchos dicen que Eivissa te elige, te traga o te escupe. Si has tenido la suerte de visitar Eivissa, seguro que sabes a lo que se refieren.