Camper

The Walking Society
Vicente Ganesha

Eivissa

Conoce al residente de la isla que vive y respira su propia marca personal de excentricidad ibicenca.

The Walking Society

This is Vicente

En las blancas calles del casco antiguo de Eivissa encontrarás pinceladas de color en la boutique de Vicente Ganesha. El arcoíris de prendas de su colección de ropa confeccionada en la India atrae a todo el que pasa, desde turistas hasta celebridades, que se paran para charlar y hacerse un selfi.

Vicente se ha convertido en una eminencia en Eivissa, isla que pisó por primera vez en 1971 a los 20 años. Tras conseguir un pasaporte con el permiso de su padre, salió de su pueblo en la Costa Blanca, cerca de Alicante, residió en París, y el resto es historia.

En esta «islilla libre» que considera su hogar, Vicente ha abierto varias tiendas: la primera bautizada The End, como la emblemática canción de The Doors, y ahora Ganesha, como el dios de la suerte con cabeza de elefante.

Para Vicente —un espíritu libre con una curiosidad que lo mantiene joven—, lo más preciado en la vida son la libertad y la independencia. La Eivissa que él conoce y que le ha robado el corazón sigue siendo la misma; el paisaje no ha cambiado, pero la gente sí.

Recuerda con cariño aquellos días de hedonismo en los que recorría descalzo las polvorientas calles sin apenas dinero; en un tiempo remoto, cuando los teléfonos móviles y el dinero no marcaban el ritmo. Por aquel entonces, no había cosa ni lugar que no se pudiera alcanzar. «La gente es mucho más bella cuando no tiene mucho dinero», declara.

Vicente es, y siempre lo será, fiel a Eivissa y al Mediterráneo, donde piensa quedarse para siempre.

Para Vicente —un espíritu libre con una curiosidad que lo mantiene joven—, lo más preciado en la vida son la libertad y la independencia. La Eivissa que él conoce y que le ha robado el corazón sigue siendo la misma; el paisaje no ha cambiado, pero la gente sí. Recuerda con cariño aquellos días de hedonismo en los que recorría descalzo las polvorientas calles sin apenas dinero; en un tiempo remoto, cuando los teléfonos móviles y el dinero no marcaban el ritmo. Por aquel entonces, no había cosa ni lugar que no se pudiera alcanzar. «La gente es mucho más bella cuando no tiene mucho dinero», declara.
 
Vicente es, y siempre lo será, fiel a Eivissa y al Mediterráneo, donde piensa quedarse para siempre.

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